Alguna vez has visto una cueva brillar???

Unas cuevas mágicas que se encuentran en nuestro planeta... aunque parecen de otro mundo. Las cuevas luminiscentes!





Apenas supe de este mágico lugar, lo he puesto en mi lista de "pendientes" para cuando me toque visitar Nueva Zelanda. Hablamos de una caverna que puede visitarse y que esconde un espectáculo único: la cueva de Waitomo.

En principio estaríamos frente a una gran cueva donde podremos disfrutar de las formaciones habituales en las entrañas de la Tierra: estalagmitas, estalactitas, rocas de formas extrañas y depósitos calcáreos.

Sin embargo esta cueva atrae cada año a cientos de miles de turistas desde hace ya 100 años porque ofrece algo más. Su atracción principal aparte de su belleza natural, es el inquilino que habita en esta cueva, nada más y nada menos que un mosquito el “Glowworm“.

El Glowworm es el nombre común que se da a varios tipos de insectos de larva que brillan a través de bioluminiscencia. Tienen una similitud a las luciérnagas que podemos encontrar en casi cualquier rincón del mundo.

Las cueva se creó por un movimiento de tierra, la roca se expuso al aire, se separaron y crearon grietas y debilidades que permitió el flujo de agua a través de ellas. Con el paso de los siglos, el agua fue disolviendo la piedra caliza formando la cueva. El interior registra una humedad ideal para que se multipliquen los Glowworm.

En Waitomo encontramos principalmente una abundante colonia de Arachnocampa luminosa que va formando una hileras de larvas que cuelgan de finísimos hilos tendidos por estos insectos. Como mágicos collares colgando de la negrura y brillando en el interior de la cueva.

La cueva está formada por tres diferentes niveles, vinculados por un eje vertical de 16 metros de piedra caliza. En el segundo nivel es mucho mas pequeño y cuando hay muchos visitantes, se suele cerrar por la acumulación de monóxido de carbono por lo que puede ser insalubre. Sin embargo, hay que llegar al tercer nivel para disfrutar del verdadero espectáculo. Se le llama "La Catedral” y es un área cerrada con paredes de roca de unos 18 metros de altura con una gran acústica. En mitad de la oscuridad (al visitar la cueva, te dan un casco con una pequeña luz) descubrirás estas maravillosas hileras luminosas de larvas.

Por supuesto, está absolutamente prohibido tocar ninguna. También se pueden hacer recorridos en barca por un pequeño río subterráneo dentro de la cueva Witomo.

Lo dicho: la agrega a mi lista de pendientes para un posible viaje Nueva Zelanda.